domingo, 15 de marzo de 2009

Instrucciones para escuchar una ambulancia





El sonido es estertor.

Y para eso fue ideado: para que te quites de donde estorbes. Si la puedes escuchar, es porque seguro sobras para la ambulancia.

usualmente se nota prisa y ocupación cuando se trae el vehículo altisonante detrás. Sin embargo, nunca va a ser lo mismo si uno imagina que es algún familiar -o uno mismo- quien va ahí adentro.

De ahí puedo imaginar que estar en esa camilla móvil sirve para atenuar cualquier umbral de dolor que se pueda experimentar. Después de todo, somos tan disruptivos en procesos de atención, que una buena sirena, seguro puede hasta con esa herida.

Ahora bien, no es la misma urgencia la que gesta una sirena de ambulancia a la de una patrulla. A la primera se le respeta aún. A la segunda, que se espere.

Probablemente no sea lo más cívico, pero despúés de ver el honorable comportamiento generalizado de los uniformados policiales, simplemente es imposible darles la misma importancia al de una urgencia médica.

Son diferentes tonalidades las que tiene una sirena, y depende de ésta, la reacción que uno tiene al respecto. Cuando uno está en una bocacalle, no tiene idea de dónde pueda venir el estímulo sonoro. Podría ser de cualquier lugar, y eso es lo más desconcertante. Pero el chiste es que una sirena tiene que ser divertida hasta en su reclamo. Imagina una donde sea el mismo tono todo el tiempo. Tal vez ni el paso le dabas. Los sonidos ondulantes, de reclamo enfático, que suplican o gritan que te quites, deben tener argumento para el conductor.

Cuando escuchas sirenas de otros países es extraño: pareciera que igualmente se comuican en otro idioma. Un poco más flemáticas o enfáticas, un tanto más ingenuas o bonachonas.

Cuando reparas en por qué se escucha diferente la sirena detrás de ti, a cuando pasa, tiene que ver con el divertido efecto Doppler, mismo que hace que las ondas acústicas viajen de modo incidente y en trayectoria de recepción divergente para el oído.

Algo que debo aceptar que me inquieta es que el día que tenga que ser transportado por una ambulancia, no sabré si pedir al diestro chofer si le suba o le baje a la sirena. Naturalmente todo se debe escuchar distinto desde el centro. Y el dilema entre padecer con soltura y dignidad, o agregar adrenalina acústica al viaje ahorrando minutos valiosos, sea oxígeno puro en uno u otro caso.

Lo que sí, es que cada vez que veo circular una ambulancia en silencio, con la torreta encendida y sigilosa, la concibo como rampante tiburón que merodea la zona en busca del indicio sanguíneo que es despedido por las calles.

Habrá que ser cauto. Los especialistas recomiendan abrir la boca frente a un estímulo sonoro tan fuerte como el de una sirena para evitar un daño importante al oído.

Igualmente se sugiere tener precaución al tener la boca abierta, para no ser sorprendido por los indicios de sangre que busca el tiburón, pero sobre todo, por entender lo que una sirena de ambulancia trae consigo, representa y advierte.

No vaya a ser que hayas soñado con la lectura de estas letras, mientras ibas en una ambulancia, con la boca abierta durante todo el trayecto, y hayas creído que se trataba sólo de presumir a qué se refiere el effecto Doppler.

sábado, 7 de marzo de 2009

Instrucciones para volverse -o confirmarse- apartidista




Es cierto, no requiere mucho esfuerzo. Pero si por alguna sibarita y napolitana duda, tiene la ocurrencia de emerger, vale escudriñar el agente de la motivación de estas letras.

¿Qué ha aportado en tu vida, que el PAN, PRD o PRI gobierne? Más allá de cualquier simpatía, animadversión o admiración por la persona, (y so riesgo de que -de no ser asiduo y duro militante o beneficiario de cuotas partidistas- la siguiente parezca la pregunta más estúpida en el último mes) ¿qué representa un partido político en tu vida?

Si es cierto que los partidos nacen con la consigna de ser puente desinteresado entre sociedad y gobierno, habría que hacer tantas preguntas a tantos personajes, en tantas situaciones, que lo evidente en el terreno, es tanta suciedad, tanto dinero, tanto ego, tanto poder y tanta ambición, con tan poco pudor y consideración por la otredad.

Tomemos el caso más reciente: Después del abierto 'cuatro' por el cual destituyeron a Luis Téllez en la SCT, y en un vergonzante y negro espectáculo, Germán Martínez tropieza inútil con declaraciones partidistas, como si Vicente Matías Vuoso le filtrara un pase y hubiera anotado gol, con toda la celebración y mofa circense.

El resultado inical: (amarilla del árbitro por quitarse la camiseta) las aplazadísimas reformas estructurales que clama el país serán objeto de presión y moneda de cambio en un morboso mercado que no intuye que el daño ulterior, se lo hacen a todo el país. Lo que parece gracioso es que estos señores, pareciera que no viven en ese país al que torpemente ignoran con sus malabares y juegos.

No es secreto que hay pujas, cochupos y escarceos entre partidos como cuotas para ocupar cargos en niveles de gobierno. Tampoco es noticia que un partido político puede resultar menudo negocio.

Desde la perspectiva más clara y humanista, de un ser humano que pueda relacionarse de modo sano con la realidad, uno simplemente no tendría por qué casarse con un partido.

No sólo entendería leyes de la física al respecto de la constante y perenne mutabilidad de la materia, sino que tendría derecho de optar por ideas que representen una plataforma de representación de sus intereses, independientemente de cualquier otra distracción, como color o bandera. Impermanencia y transformación constante de energía.

La política es poder y dinero. En ella se gestan todo tipo de maniobras y patadas (sobre y por debajo de la mesa) con tal de asegurar fichas.

Si tan sólo esas fichas fueran las necesarias para hacer crecer al campo, para vincular los espacios universitarios con las empresas, para redistribuir la riqueza de modo legítimo, para reconocer que una de las llaves maestras es la educación, para combatir la delincuencia con instrumentos eficientes y frontales que supongan protección de largo plazo y no reincidencia, para planificar el desarrollo de cada uno de los sectores productivos como un sistema metodológico, sistemático y coherente...

Pero seguimos presenciando clubes enfrentados, gestando sus batallas con nuestro futuro como ariete y balón al centro. Y la tribuna, aburrida, juega a hacer la ola, algunos comen golosinas, otros arman trifulacas, otros simplemente se emborrachan. El resto, sólo observa. Sentados.