Cuando en cascada la gente pregunta: "¿Por qué dejas de trabajar aquí?" y la respuesta es tan simple como grosera ("Pus porque quiero..."), vale más sonreír y encontrar en la ruta personal, el sendero profesional (y no viceversa).
De ese modo se dan las cosas.
Evitar aferrarse y transformar la escena en una que sea parte del mismo cambio y transformación.
Fluir.
Estar atento a cada momento que revisa el semblante y dedicar una arenga con soltura y clamor.
Pueden ser once años o dieciocho.
El tiempo igual se estira y se contrae.
Como una veloz película muda, saltan escenas, chispas y blackouts. "Uno no es su trabajo" pienso a modo de mantra, mientras entono la voz grave que merece el momento. "Ni tampoco muchas otras cosas..." me interrumpo cuando por fin tenía la escala para recitar.
¿Qué piensas que eres, que en realidad no? ¿Cuántos estigmas, tazos mentales y auto imputaciones celebras y hasta presumes?
Haz un recuento rápido de los últimos minutos, días o años.
Se reviven frecuencias, que deben ser observadas sin sujeción ni aferramiento.
Como una pluma de ave que cae: surge, mora y cesa. Justo como todo lo que podemos experimentar, observar con lo que nos hemos relacionado de un modo no precisamente higiénico.
Once años caben en un trozo de pluma de ave.
De ese modo se dan las cosas.
Evitar aferrarse y transformar la escena en una que sea parte del mismo cambio y transformación.
Fluir.
Estar atento a cada momento que revisa el semblante y dedicar una arenga con soltura y clamor.
Pueden ser once años o dieciocho.
El tiempo igual se estira y se contrae.
Como una veloz película muda, saltan escenas, chispas y blackouts. "Uno no es su trabajo" pienso a modo de mantra, mientras entono la voz grave que merece el momento. "Ni tampoco muchas otras cosas..." me interrumpo cuando por fin tenía la escala para recitar.
¿Qué piensas que eres, que en realidad no? ¿Cuántos estigmas, tazos mentales y auto imputaciones celebras y hasta presumes?
Haz un recuento rápido de los últimos minutos, días o años.
Se reviven frecuencias, que deben ser observadas sin sujeción ni aferramiento.
Como una pluma de ave que cae: surge, mora y cesa. Justo como todo lo que podemos experimentar, observar con lo que nos hemos relacionado de un modo no precisamente higiénico.
Once años caben en un trozo de pluma de ave.