jueves, 13 de septiembre de 2007

Instrucciones para quitarte los lentes


Lo primero es querer dejar de ver como acostumbras hacerlo. Sin querer necesariamente perder definición (hoy hasta el plasma fibrila por este concepto) vale el movimiento para descansar la vista y aprender a parpadear. Si por alguna razón no eres orgulloso portador de lentes, puedes saltarte este instructivo, o hacer de cuenta que tienes lentes.


Toma fijamente las patas de un sólo lado (recuerda: hemisferio izquierdo racional, hemisferio derecho creativo), justo como no lo recomiendan los optometristas. Evita parpadear durante esta operación para que disfrutes cómo la realidad es pusilánime y blandengue con un sólo cristalito de por medio.


Siente tu nariz liberada por Willy y retira por completo el armazón.


Un armazón sustenta la idea de protección acorazada. En este caso estaremos liberando la Normandía de nuestra predilección. Se sugiere reconocer que uno es verdaderaMente libre, cuando aprende que el mundo no es como aparece.


Al dejar los lentes en cualquier superficie, reclínate y parpadea como Milhouse.


Saborea el no-ver.

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