lunes, 3 de mayo de 2010

Instrucciones para hacer una fila


Por Eduardo Navarrete

Every crowd has a silver lining.
-Phineas Taylor Barnum

No entiendo el pudor con el que la gente se asusta cuando alguien le llama "cola" si en realidad lo es: se mueve, flagela lenta y desesperadamente, crece, se reproduce y eventualmente muere, siendo una retaguardia que a nadie le place habitar.

Del principio "Primero en tiempo, primero en derecho" y la coordinada suma de la ineficiencia para atender una puerta, junto a la emocionante capacidad para dejarlo todo para el final, se genera -a mano de Hemorroide Films- la turbulencia organizada para tomar un turno espontáneo y formarse uno detrás de otro sin necesidad de tomar distancia.

En el banco, en el cine, en Hacienda, para el baño, en la calle... Las filas son condición y marca de un buen mexicano que acepta la condición de muchedumbre e impacientemente soportarlo porque ni hay de otra ni desaparecerán los que están adelante (maldita sea...).

Observa la cara de los que se forman. El tic de mover a ritmo de speed metal la piernita, abre paso para ver el reloj cada 30 segundos. Instantáneamente vendrá algún gesto de circunstancia y con él, la respuesta innata para sentirse activo: ponerse de puntas y balancearse para observar (infructuosamente) por qué no avanza la fila (y constatar que esto se debe a que hay mucha gente delante de ti). El último recurso siempre será sacar el celular y jugar a aprovechar el tiempo mientras se pierde jugando a alinear burbujar coloridas.

A nadie le gusta hacer fila. Por lo mismo, y como lo dicta nuestra verdadera Constitución (el código genético), habremos de ingeniarnos algún atajo o hábil y conspicua maniobra para, o no hacer cola, o saltarnos algunos lugares. Lo divertido del caso es que a todos los que están formados les gustaría hacer esto: democráticamente lo merecen. Pero cuando todo mundo está formadito, en paz y dócil y sale el pasado de listo, no hay uno sólo que no se maldiga por seguir respetando la estúpida cola.

Cuando no existe la tecnología de la fila y primitivamente se arrejunta el personal sobre la cadena para masoquistamente rogarle a Bobby que se apiade de ti para que te deje entrar a pagar 200 pesos de cover (¿qué significa cover? ¿Por qué pagar por algo así?) y encontrar todo a sobreprecio y sobrecupo, no hay escena más lamentable que la de -entre el bullicio de peroratas (y perroratas)- emerga con camisa hilarantemente pegadita, el engomado con la operada, le abran paso, dé un abrazo al "Donkey Kong" y siga su paso. Eso amerita una revuelta popular por decirlo tranquilo.

Para salir de un avión, en la taquilla, y hasta para pegarle a una piñata te formas. Me pregunto si la mente hace también cola para tomar un cuerpo en el proceso del renacimiento, y si también se meten en la cola, dan una propinita, hay coyotes o se encuentra un plan B para evitar formarse.

La arquitectura de la fila es importante: los que están en el primer tercio distal saben que su espera será premiada cuando salgan y vean que aún hay cola e incluso se hizo más grande. Eso da una secreta especie de satisfacción y ahorro de tiempo, mismo que será sabiamente invertido en ver la tele.

Si te toca estar en la parte media de la cola, sabes que no puedes irte porque en una de esas, los pelados de adelante avanzan rápido y cada minuto ahí depositado hubiera sido desperdiciado. Además, siempre que haya alguien detrás de ti, vale la pena conservar el lugar.

Simpáticamente, si ocupas la parte más lejana de la entrada es porque sabes que llegaste tarde y te lo mereces, o con realismo abortas el plan y regresas otro día. Eso sí, cuando eres la última persona de la fila -exactamente la antítesis de la conveniencia- asaltan tu mente varias ideas progresivas (y no progresistas) en torno a la factibilidad de que algún día llegues, si eres el brutazo que aceptará presumirle al mundo el último lugar, y por cuánto tiempo, si estás haciendo la fila indicada...hasta que llega otro que se forma detrás tuyo, y con tu nuevo alivio y el viejo rabillo del ojo ves que inicia con su tormenta de dudas y lápida culpígena.

Un entrañable fenómeno es el de encargar el lugar. ¿Por qué habremos de cuidar el espacio dejado a algún vivales que haga fila de modo virtual a costa de uno? Lo más probable es que si se llega a este estado de amargue es porque en definitiva se ha perdido todo temple y lo mejor será salir de la fila y regresar por donde veniste.

Hasta estas letras que lees están formadas para ser leídas por ti. Por ningún motivo dejes qeu anu se quiear paasr de litsa y se adealtne la fila.

No vaya a sucdeer lo qeu pasa a diairo en nuetsra cuidad...

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