viernes, 18 de abril de 2008

La Antorcha y/en el espejo




¿Alguna vez te has quedado viendo fijamente al espejo -a las córneas más que a los ojos- en un cuarto con una luz de una vela?

De por sí olvidamos con frecuencia la humana capacidad de darnos cuenta (de que nos podemos dar cuenta; es decir, ser conscientes -¿después de todo qué otra cosa es un homo que sapiens que sapiens?-) e ignoramos aquellos pequeños detalles que nos recuerdan así (desde el arte de saber respirar, hasta el reconocer tus huellas dactilares).

No es extraño recapitular pasajes de la historia al azar y encontrar Cruzadas, Guerras Cristeras, bombardeos, Conquistas, Coches Bomba, Invasiones (que van de predios hasta de credo), Guerras Civiles (en sí, un atentado al sentido común lingüístico) y cualquier sinónimo que refiera el enfrentamiento dominado por pulsiones autocentradas (desde el terreno personal, como si estuvieras comprando un café en Japón -jugando Turista-, hasta el plano internacional).

No es novedad diagnosticar que esto que nombramos Civilización cuenta con padecimientos endémicos y crónicos aún difíciles de diagnosticar, ya no digamos de tratar.

En cualquier nivel -desde el doméstco, profesional y político- actuamos sin la consciencia platicada 312 letras atrás. Hacemos las cosas como si no supiéramos que va a haber consecuencias.

Esta conducta la ejercitamos y perfeccionamos -va desde fumar, insultar, robar y matar- sin reparar que uno puede precisamente aniquilar con una palabra, un pensamiento o una acción.

Pero la jornada diaria transcurre (como agua entre los dedos de las manos) entre ocupaciones y preocupaciones harto urgentes, como terminar el informe que era para antier, pulir el piso que mañana se volerá a manchar, angustiarte porque no te va a dar tiempo para rasurarte (y todo mundo te verá peludo/a), y cualquier pretexto peregrino, para evadir el hecho de que -como una cámara que hace zoom out hasta ver el planeta entero- diariamente tienes la oportunidad de hacer algo con tu día (y no viceversa).

Si tan sólo tuviéramos en cuenta que cada jornada es un nuevo examen (profesional, de oposicón, mid term, mental) para ver si hemos entendido que TODO lo que hacemos, TODO lo que decimos y TODO lo que pensamos genera consecuencias, ese día, ese instante, sentaría un precedente en tu historia por encima de cualquier Guerra de Reforma o de las Galaxias.

Partamos de la suposición que logramos ser conscientes y actualizar y mantener durante el día, la recolección mental de que todo lo que hacemos, decimos y pensamos tiene consecuencias (llamemos a esto autodsciplina ética).

Ahora démonos la trascendente tarea de saber para decidir y hojeemos este diario. Revisemos también noticiarios para encontrar patrones causa-efecto en las historias que ahí se presentan. Tratemos de dilucidar la motivación con la que el protagonista de la noticia hace noticia, y tratemos de observar con cabal neutralidad y desapego el conflicto y actitudes entintadas de ignorancia (de autodiscplina ética), encono, ego y amargura que ahí radica.

¡Elige la página del periódico al azar!

Por ejemplo, un tema donde se muestra la torpeza e imbecilidad (imbécil, de imbaculus, que significa sin bastón o ayuda para caminar) como especie humana, es la de la ocupación china al Tíbet.

Por más lejano (geográfica o mentalmente) que parezca el problema, la distancia ni lo resuelve ni lo supura.

¿Qué hubiera sucedido si en lugar de haber nacido en donde lo hiciste, lo hubieras hecho en Lhasa?

De haber sido así, en este momento estarías siendo pisoteado impúnemente por un un gobierno que desde 1962 inició una campaña incansable para acabar con tu cultura, volverte ciudadano de tercera (en tu propia provincia) y eventualmente acabar contigo.

Pero resulta que tu vida ha sido dedicada a la paz interna y a la vida contemplativa.

No obstante el arrebato de tierras, el insulso pisoteo de los derechos humanos de tus amigos y famliares (encarcelamentos en masa, saqueo de propiedades, secuestros y asesinatos a la luz del día) van en escalada.

Difícilmente puedes conciliar el sueño cuando sabes que tal vez pueda ser ésta, la últma resistencia de tu comunidad para defender la dignidad de una cultura milenaria y el derecho de poder vivir tranquilo.

Y pensar que lo único que quieres, junto con tu pueblo y tu líder espiritual (el XIV Dalai Lama) es convivir en armonía con China y firmar que el respeto entre provincias para la gestión de tradiciones y de culto es elemental para dicha convivencia.

Parece un principio elemental para tu pueblo, y para centenas de muestras de apoyo internacional, pero no así para China.

Ahora sigue siendo tú. Tibetano Mexicano Vallartense. Ser Humano. Consciente.

Sopla la vela que tienes junto a ti y que permite que veas tu mirada al espejo.

Ya no necesitas esa luz, porque seguramente la encuentras dentro.

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