viernes, 19 de diciembre de 2008

Instrucciones para manotear sin irle al Toluca



Si yo le fuera al Cruz Azul, en estos momentos tendría problemas.

Estaría sentado en la banqueta de la duda y de la frustración futbolística, después de una final como la que tuvo lugar el domingo pasado.

El futbol no necesariamente es tema de análisis vertebral, pero no es necesario ser científico social para ver que lo ocurrido en el estadio Nemesio Díez muestra que el futbol es tan injusto como la realidad social.

En nuestra justicia, el vivales, el violento que cierra carreteras, el que ignora las leyes, es tolerado y en ocasiones hasta premiado por una autoridad timorata e incongruente.

El futbol soccer no deja de ser un juego que tiene detrás una arquitectura de negocio. Pero ese juego tiene reglas, estatutos y hasta valores.

César Vllaluz, jugador que fue campeón mundial juvenil en 2005, salió decidido a revertir un marcador de 2-0 en contra con argumentos y habilidad. Traía francamente desquiciada a la defensa del Toluca.

Precisamente fue él quien originó la jugada que terminó en gol, acercando a 'La Máquina' a lo que pareciera una épica voltereta.

Los hinchas de Cruz Azul no me dejarán mentir: para este momento, la adrenalina y emoción era implacable con el segundero y cada acción del partido era tomada como una línea de electrocardiograma.

Sin embargo, la banca del Toluca generó un cambio, con un hombre (José Cruzalta) que en cuanto tuvo oportunidad, centró y literalmente 'noqueó' a Villaluz con inverosímil anuencia del árbitro, y enviando al jugador literalmente al hospital. En términos militares, se trató de una operación “seek and destroy”.

El espíritu de Villaluz (vaya apellido para la ocasión) impregnó al equipo, quien a pesar de quedarse con 10 elementos, anotó un segundo gol y llegaron a los penalties para dramática e inverosímilmente perder.

¿Cuántas veces la injusticia ha sido el nombre de la escena en tu pantalla?

¿Cuántas ocasiones te ha sucedido algo similar, en donde el palmo de narices es resultado glorioso de un esfuerzo conducido y enfocado?

Por lo menos, se entiende la lógica de comprender las causas, condiciones y circunstancias del evento, y la oportunidad de saber que en la victoria no hay oportunidad de conocer la dignidad que permite una derrota -especialmente así-.

¿Cómo lidias, soportas o resuelves las injustcias?

Si bien se trata de las situaciones más frustrantes por una naturaleza que detona impotencia, es posible dejar de experimentar animadversión.

Si -al contrario de como puede pensarse- ligas la experiencia al hilo conductor del sobresalto, es posible que puedas entender la naturaleza de dicha emoción y cesar los efectos de enojo que vienen subsidiarios.

Sin que esto suene a pasividad o desgano, la propuesta es abrigar el espíritu trascendente de la comprensión de una motivación perturbada -y perturbadora- y decidir no darle continuidad.

En el peor de los casos, dejarás de ser permisivo con tus propias deficiencias.


Instrucciones para valorar y ver volar tus zapatos

Un par de zapatos proyectados al aire cobran eco masivo más rápido de lo que crees.

Muntather Zaidi pasó a la fama mundial por llevar a cabo lo que una inmensa mayoría –deforma abierta o velada- ha deseado hacer desde hace mucho tiempo y con todo tipo de objetos, que van desde zapatos hasta refrigeradores.

Zaidi lanzó un zapato a Bush –quien cínicamente visitó Bagdad- mientras gritaba que era un “beso de despedida, perro”.

Posteriormente lanzó su segundo zapato con la consigna siguiente: “por las viudas, los huérfanos y asesinados en Irak”.

Dan ganas por un momento, de que en esa habitación, los guardias presidenciales bloquearan las puertas e impidieran la salida a Bush, y que junto a Zaidi, apareciera de pronto el stock de 1,060 zapatos que se contabilizaron a Imelda Marcos en Filipinas.

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