-La verdad os hará libres
Juan 8:32
¿Ah verdad?
¿Verdad que la intransigencia, cuando es propia, levanta doble curiosidad?
No es elegante esquivar las suspicacias diarias de aquello que pueda existir de verdad, de modo independiente a los órganos sensoriales, a la conciencia, y saber de memoria los integrantes de un grupo impronunciable en estado sobrio.
Aquello de “ser es ser percibido” dejó de tener sentido cuando alguien preguntó por las características dimensionales del pensamiento y puso en órbita la certeza de que la realidad es una, es absoluta, y es un prurito visual abrazable y untable.
De la misma forma se extiende la famosa verdad, "Mi beldá", esa que hace del prejuicio un tobogán a la vergüenza y que te convierte en Papa de tu propio Vaticano.
La mera verdad, es que no hay tal. El concepto en sí alberga dosis de presunción, término absoluto y unidimensionalidad, preceptos para achicar el criterio y sentarse en un trono de oropela hacer berrinche y parecer feliz. Todo encadenado y cíclicamente.
Si eres un incansable arqueólogo de la verdad, si supones que dicha verdad aporta lecciones definitivas para tu vida, si consideras que la inmutabilidad de esta verdad genera certeza, y es a partir de ésta con la que tomas decisiones, podría decirse que vas en el microbús correcto hacia tu viaje más confuso e indigno, llamado “Muy Lejos”.
Una verdad existe (y naturalmente, de modo relativo) mientras su sustentador se la crea. Creer poseer la verdad otorga una especie de báculo que nos hace sentir idiotamente únicos y nos hace ver únicamente idiotas. Si la verdad puede encontrarse únicamente a través de la razón, si sólo puede hacerse por medio de la experiencia, si es subjetiva u objetiva, relativa o absoluta, si hay un tipo de verdad ontológica enfrentada a una lógica, si hay una verdad material en oposición a una formal, si se trata de una verdad de hecho contra una verdad de razón, tal vez ni siquiera uno se acerque al entendimiento de la verdad, que es la ausencia de ésta y de cualquier concepto absoluto y absolutizante.
¿O de verdad crees que el mundo es lo que tus ojos interpretan, y de ahí puedes extraer originales y divertidas verdades absolutas?
¿Verdad que quién sabe?
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