viernes, 5 de marzo de 2010

Instrucciones para ver una placa



Life is too short for traffic.

-Dan Bellack

En ciudades donde el ritual pseudomasoquista de participar en repletar embudos viales con la siempre graciosa y oportuna ayuda de algún poli bloqueador de calles y razones, no siempre hay alternativas para mantener una salud mental en niveles decorosos.

Puedes probar de todo: desde poner tu audiolibro de los cuatro acuerdos y decretar que llegarás a tiempo, buscar figuras divertidas en las nubes, contar autos amarillos, apostar a que en la siguiente oleada de avance vial romperás el récord de los 10 km/h, adivinar historias en los rostros en roaming de los bien empacados vecinos de tránsito, jugar a descifrar el Morse del punto y raya en el pavimento, alienarte y cobijarte con tu propio diálogo interno, o... ¡jugar a encontrarle sentido a las placas de los autos contiguos!

Hay muchas variantes. Las aceptadas por la academia sugieren que las tres letras en la matrícula hagan completo sentido. De ser así, tendrás soberano derecho para asestar un ligero golpe (no se trata de iniciar un rifirrafe en la cabina) en la pierna del acompañante. Ahora que si vas solo, puedes elegir entre tu pierna izquierda o derecha. Difícil decisión.

Una apreciada variante es poder colocar letras intermedias y armar una nueva palabra, y de ahí retarse a hacer una más, y así sucesivamente hasta que avance el coche de adelante.

MAD, SHE, SEX, (el orden no es necesariamente vinculatorio), PRI, PRD o PAN, PEZ, TRI, SUR, RGB, MAS, TKE, USA, SEE, RSS, KRA, UNA, MAC, SHY, JPG, UHU son algunos de los exponentes que te valdrán un golpe a favor o en contra.

Vale la pena aplaudir que después de mucho tiempo las láminas de los autos (que según los conocedores, se hicieron por años en las hospitalarias prisiones de la ciudad, en manos de calificados reos artesanos) cuentan con un motivo divertido, con una variante gráfica que es igualmente peligrosa: nadie sabe quién y con qué gusto (o criterio electorero) decide el diseño. Pero al menos es divertido ver una pickap' de Sonora y su asoleada matrícula o encontrar el avioncito del tuneado auto del Edomex.

Jugar a encontrar sentido al sinsentido es una opción más bien heroica que terapéutica. Puedes elegir entre eso o frustrarte el trayecto envuelto en la hojalata móvil.

Después de todo, la placa es una extensión del auto, que es una extensión de la persona. Su función es brindar identidad y unicidad. Matricular el auto es lo más parecido al nombre y apellidos en una mascarada vial, donde por cierto, sigue sin avanzar el tránsito.

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