martes, 4 de noviembre de 2008

Instrucciones para ver a la Face al Facebook



¿Qué encanto puede tener presumirle al mundo los últimos y raros grupos musicales que descubriste, los comentarios que espetas y te espetan amistades, conocidos y otros no tanto, o el simple hecho de sacar tus trapos digitales al sol?

Al parecer, mucho.
Cuando Licklider y Negroponte anunciaron que Internet sería un reflejo de la sociedad, jamás imaginamos con qué frialdad y brutalidad se presentaría semejante sentencia: Spam, Phishing, Cracking, Phracking y hasta secuestro de discos duros se cuentan como parte de una larga colección de trofeos en la vitrina de los logros sociales de la humanidad en su nuevo juguete.
Pero una noticia que llamó mi atención por lo imbécil y discutible, es la del Daily Mirror, donde una muchacha fue asesinada por su esposo por el tremendo hecho de haber cambiado su estatus de “casada” a “soltera” en dicho programa en línea:
http://www.dailymail.co.uk/news/article-1078514/Husband-hacked-wife-death-meat-cleaver-changed-Facebook-status-single.html.
La salud psicosocial depende de numerosos factores, pero el principal tiene que ver con una estabilidad y claridad para poder distinguir una amenaza de un espejismo. No estoy seguro en cual de estas dos categorías descansa en sí mismo Internet.
El término de reciente manufactura “Infoxicación” cobra relevancia no sólo en la cantidad infiltrable de datos, sino en el impacto que éstos generan.
Y es que el ser humano cree que el multitasking precede a la atención unipuntual, cuando el ejercicio tiene que ser al revés, para poder estructurar un proceso de acopio de datos - información – hechos – relevancia – juicio.
¿Para qué nadar en cifras, archivos, datos y bytes, cuando ni siquiera recordamos para qué abrimos la computadora?
Han sido varios los especialistas que han catalogado enfermedades, padecimientos y neurosis asociadas con el uso de Internet. Si a esto se suma la imposibilidad de abrir la puerta, cruzar la calle y conocer un nuevo vecino, el fenómeno cobra dimensiones mayores.
Facebook se fundó en 2004 y se autodenomina como un sitio de redes sociales en línea. Cuando sitios que tenían una mira muy semejante como Hi5 o MySpace eran los indiscutibles poseedores del pastel, Mark Zuckerberg vino a arrebatar la fiesta con un concepto web 2.0, donde los editores del sitio pierden el reflector y los verdaderos generadores de contenido son los mismos usuarios y consumidores del sitio. Negocio redondo.
Con una plataforma limpia, libre de pimp-my-profile, Facebook prometió la capacidad de reencontrarte con amistades vía las redes geográficas organizadas en el sitio de un modo sencillo y accesible.
El nombre “Facebook” hace una alegoría a los boletines que se entregan en algunas escuelas de Estados Unidos, para que los alumnos de nuevo ingreso se familiaricen con la gente, el campus y la institución.
Lo que empezó como un desarrollo interno para la Universidad de Harvard, actualmente tiene más de 110 millones de usuarios y ganancias estimadas para este año de 300 millones de dólares.
Los negocios de este talante en internet siguen un patrón exponencial en sus comportamientos. Tal vez también sea un reflejo del clima cultural de la sociedad, mismo que arroja perlas como la nota del Daily Mirror, o numerosas respuesta frente a lo atractivo que pueda sonar un sitio como Facebook en la red.
Por un lado, hay psicólogos industriales que advierten que la gran mayoría de las empresas monitorea toda actividad de los empleados para asegurar los filtros de información. De ahí que haya varios despidos después de subir algunas fotos de la última fiesta de Helloween. Mensajes de amenazas o controversias entre amistades por suposiciones o celos fundados en el mismo ciberespacio, hacen que se transporten al planeta Tierra y no sean precisamente benignos.
Las relaciones humanas no están puestas a discusión. La forma es lo que está mutando con una plataforma como la que una red social como ésta propone: inmediatez, frialdad y reducción franca de la distancia. Naturalmente no sustituye la relación en sí mismo –se funda sobre el precepto de un núcleo o vínculo- pero en más de una ocasión se llega a confundir con predecibles resultados.
Si el círculo se restringe a visitar sitios web y las pretensiones son etiquetadas en cada carácter que se sube a la red, no será extraño que en esa misma línea –y derivado de esa expectativa- la decepción venga en la misma dirección e incluso con mayor intensidad.
De ahí que sea recomendable usar el Facebook y cualquier utilería social como eso: una herramienta satelital, una novedad, y no un diario de cabecera. Vale señalar que en el caso Martí apuntan varias manos a que mucha de la información obtenida salió de sitios sociales en Internet.
Tampoco vale que se lea esto como un llamado a la histeria colectiva. Hasta para el uso de estas herramientas hay formas y capacidades. Neurosis y psicopatías.
Facebook es un puente y no un hogar. Es imposible pretender hacer ahí lo que no haces en tu cotidianía. Es digno de estudiar el hecho del asesinato por el cambio (¿intencionado?) en un perfil de Facebook.

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