viernes, 10 de julio de 2009

Nstrxns pa scrbr chdo!





Pa q chks ste txt tndrs q pnsr cmo n we q c komunik kon su bnda p’sda. Así d psdo llga a cr entndr sto.

Se trata del tiempo. El preciado tiempo que no da para escribir con las reglas elementales que por supuesto ni siquiera se concen al 25%. Tiempo que arrebatar al iPod, a YouTube, al chat o a Hi5. Por eso, y para destacar lo suelto, divertido y exótico que se danza en esta pasarela, es que las preferencias heterográficas repican por encima de la pasada de moda gramática.

Y no hay asombro de por medio. Si el medio de cultivo ofrece banalidad, comida chatarra, saturación sensorial constante y medios sumamente simples de sobornar la inmediatez, ¿Qué nos haría pensar que el lenguaje -carta de presentación de la mente- no se viera vilipendiado?

Siempre he visto a la comunicación como un puente. Una plataforma que une con diversos medios y cimientos dos puntos equidistantes. Con el advenimiento tecnológico y la cultura del desgano, el chat, la conversación frívola y hasta idiota se han apoderado de una bandera generacional que muestra el desdén no sólo en su escritura, sino que hablar con ellos es como prender la tele (y en el nueve).

Con el celular -que ha pasado de ser un aparato para recibir y hacer llamadas a una indispensable sombra- viene la prestidigitación de teclas para armar un mensaje con el menor número de tecladazos y la oportunidad de decir más con menos, del modo más rpdo posible y spr kool.

Los textos que se envían de cel a cel, constituyen una ? para entender el fenómeno de la comunicación fría y de inmediatez de la cual muchos foráneos de la sensibilidad son presas simples.

Cuando lo kool era traer un tabique en la cintura, el cual desplegaba un texto que había sido dictado a una operadora telefónica, empezó un frenesí que difícilmente parará. El celular será objeto de devoción por donde se le vea: se personaliza, se tunea y hasta se le abraza.

Mandar un mensaje por beeper era interesante: tenías que marcar un teléfono donde una atosigada señorita se chutaba todas las historias al minuto (he ahí la prehistoria Twitteriana) de personas que ni pretendía conocer, pero aparentando singular interés.

Estar “conectado” literalmente es estar IN, sin importar si eres un chofer de camión de basura, un niño de kínder o una abuela desalmada.

A tal grado el celular se ha apoderado de nuestro espacio, que está penalizado manejar mientras uno conduce un vehículo, haciendo el símil de contar con la misma atención que un borracho. (Ahora es cuando contabilizo los borrachos que conozco que encima van hablando por celular) Se estima que cerca de 73% de los usuarios ignoran esta norma y si tienen necesidad, suena el teléfono o no hay poli cerca, le dan rienda al manos cautivas.

El primer SMS (Short Message System) se envió en 1992. Al día de hoy, salen de China 845 millones de textos por día. Más de un 70% de usuarios de teléfonos celulares mandan msjits. Esta práctica por sí sola representa una ganancia del 20% de las utilidades de las operadoras telefónicas. Un 94% de los jóvenes de 18 a 24 años mandan mensajes SMS. De éstos, un 34% manda arriba de 36 mensajes por semana. 14% de la población manda mensajes con propósitos de negocio. La hora pico de actividad en mensajes de texto es entre las 10:30 y las 11:00 pm. En México hubo 75 millones de mensajes de texto diarios en el 2007.

El pulgar parece moverse en fast fwd utilizando iTap o T9, un sistema predictivo que pocos adultos comprenden o valoran, a la hora de lanzar la cita para el prty.

Estas comunicaciones suelen ser ligeras o casuales -K nda komo tas??? Io aKi kaNsaDon, pro chdo!!!- pero escribir y recibir txts es una forma de estar ligados y conectados, así sea ligeramente. Ya no importa la calidad, sino el hecho de estar IN.

Modismos y neologismos se visten con reglas de cualquier naturaleza: t vs ftl!!. EL MENSAJE CON MAYÚSCULAS significa que le estás PONIENDO UNA GRITONIZA singular. Y si combinas mayúsculas con minúsculas, súper original, especialmente en el Messenger.

El uso kañón de la K, letra en franco desuso, vuelve la comunicación rebelde y con karakter. Mientras tanto, los depositarios emocionales de lo que no se pudo transmitir por medio del texto son caritas escritas con caracteres como : ), conocidos como emoticones.

La edición del teléfono de Mamá (“ayyyy: ¡rosita!”), de RBD, el que traiga cámara de 4 MPixeles, la oleada de microchangarros que venden la fundita, la fundota y el calcetín decorativo (para el niño-para la niña) sin mencionar las cruzadas para conseguir el ringtone de los Transformers, El Padrino, o “Tamales calientitos” hacen del aparato un juguete, un símbolo y un compañero de textura aún por descifrar.

Desafiar la naturaleza del arte comunicativo nunca estuvo más a la mano: ¡en nuestras propias células!

Nmás x no djar.

Tu q uso l das al cel?

Ns vmos!

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